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  • Foto del escritorSara Sarrablo

"Yo consumo, yo decido"

Actualizado: 18 ene 2019


Cada uno elige los alimentos que consume/ BETANIA SIMÓN
El riesgo alimenticio al que nos exponemos los consumidores se debe en parte al actual estilo de vida.

La alimentación es una necesidad, pero cada uno elige que alimentos consume. Existe una relación directa entre alimentación y enfermedad. Las enfermedades pueden prevenirse o mejorarse con una alimentación saludable. Por otro lado, la nutrición es un acto involuntario del organismo, el exceso o la insuficiencia de nutrientes es causante de enfermedades. También lo es la calidad de los alimentos.


Las alteraciones metabólicas como la hipertensión, la tiroides o la diabetes las sufren las personas con mayor carga de contaminantes en su cuerpo. La obesidad también es más frecuente en las personas que tienen un alto número de sustancias tóxicas en su cuerpo. Según un estudio de la universidad británica Escuela Imperial de Londres, la diabetes y la obesidad son las causas de un alto porcentaje de cánceres en el mundo, sobre todo en los países occidentales más ricos. Un estudio realizado por la SEOM estima que en el mundo se den 315.413 nuevos casos de cáncer para el 2035.


Ninguna de estas enfermedades aparecen de un día para otro, todas resultan de la exposición a múltiples contaminantes durante años. Unos son invisibles, como la contaminación en el aire, y otros dependen de nosotros, como la elección de alimentos. Las causas son múltiples, la química no es la única. El principal problema es el estilo de vida de cada uno: modas alimentarias y publicidad engañosa, la falta de tiempo para cocinar debido al trabajo, el sedentarismo y la comodidad, así como la renta familiar -la obesidad es 3 veces más frecuente en las personas pobres-.


Un estudio de la Gaceta Sanitaria de las percepciones de la ciudadanía sobre la presencia de compuestos tóxicos en los alimentos muestra que hay una enorme preocupación por la seguridad alimentaria en la ciudadanía.


Miquel Porta: “hay una gran desconfianza sobre la capacidad de protección que nos ofrecen las autoridades y empresas".

En palabras del médico y profesor Miquel Porta, que además es participe del estudio, hay una gran desconfianza sobre la capacidad de protección que nos ofrecen las autoridades y empresas. La acción individual también es importante pero necesitamos agencias e instituciones que nos protejan”. Según las conclusiones del estudio “Entre los/las participantes en el estudio (740 personas de distintas partes de España) hubo un amplio escepticismo y desconfianza respecto a la aplicación y la efectividad de la legislación que en España aspira a controlar la exposición humana a sustancias tóxicas en los alimentos”.


España siempre ha ido por delante en cuanto a normativa alimentaria, porque le marca el tema del aceite de colza, un hecho traumático en nuestro país que endureció las normas en la alimentación. El nivel normativo en España es muy alto con respecto a los otros países europeos”, afirma el director general de salud pública de Aragón, Francisco Javier Falo. También añade que las normas son muy exigentes, pero que “el responsable del producto es quien lo introduce en el mercado, la administración no puede controlar ni hacerse responsable de todos los productos”.


Aditivos alimentarios

Una encuesta realizada por los colaboradores de La Controversia –en la que han participado 110 personas- confirma este estudio de Miquel Porta, ya que el 65% de los encuestados asegura preocuparse por su seguridad alimentaria. Sin embargo, en esta misma encuesta el 47% niega fijarse en el etiquetado de los productos y no se informan de los aditivos que contienen.


Muchos de los productos procesado contienen una gran cantidad de aditivos/BETANIA SIMÓN
Aditivos, algunos son inocuos, otros dudosos y otros muchos peligrosos.

Al analizar por ejemplo unos croissants de un supermercado cualquiera, observamos que aparte de contener una gran cantidad de azúcar y de sal, algo muy perjudicial para la salud, contiene numerosos aditivos -colorantes, conservantes, antioxidantes, edulcorantes, entre otros, que contienen casi todos los productos procesados – algunos son inocuos, otros dudosos y otros muchos peligrosos, como el E-320 o el -E-321 que llevan estos croissants, un aditivo potencialmente cancerígeno con un alto riesgo de acumulación en los tejidos grasos, lo que aumenta el colesterol, según la investigación sobre aditivos llevada a cabo por el naturópata Alfredo Ara Roldán.


El naturópata declara que “la legislación va por detrás de las necesidades sociales debido a los intereses económicos, el negocio mundial de aditivos está valorado en más de 25.000 millones de dólares anuales. Las multinacionales de la alimentación ejercen una presión real sobre los gobiernos, tendríamos que preguntarnos quien son las autoridades sanitarias”.


Hay grupos más vulnerables frente al consumo de aditivos como son los niños, las embarazadas o las personas enfermas. El consumo continuado de estas sustancias puede alterar el desarrollo normal del organismo. Según la supervisora de nutrición del Miguel Servet, María Lourdes de Torres, “lo que perjudica la salud es el exceso de sal y de azúcar en los alimentos” que son los aditivos más peligrosos porque se utilizan en grandes cantidades y en la mayor parte de los alimentos procesados.


“De todos los aditivos que están legalizados ninguno es perjudicial, el país más estricto de Europa es España, y Europa el continente más estricto del mundo. Eso nos convierte en los más estrictos” asegura el director de Salud Pública. Sin embargo, aditivos como el E-123, un colorante sintético usado en refrescos y bebidas alcohólicas entre otros, está prohibido en varios países como en EEUU y Francia, y no en España. Este aditivo contiene posibles sustancias cancerígenas. Según Alfredo Ara Roldán “a veces los aditivos están permitidos en algunos países y prohibidos en otros. Mayor incoherencia no cabe, si son peligrosos lo son para todos”.


Este riesgo alimenticio al que nos exponemos los consumidores se debe en parte al actual estilo de vida.

Esto lo confirma Alberto Alcolea, jefe de seguridad alimentaria y ambiental de Gobierno de Aragón: “los hábitos de vida influyen mucho en los hábitos alimentarios, comer en poco tiempo, muy elaborado y precocinado”. Francisco Javier asegura que la comodidad es un gran factor “el concepto de hacer la vida más fácil es hacerla menos saludable. En el caso de la soledad, cuando una persona vive sola es difícil que todos los días se haga para él la comida”.


Según un estudio de ASEFAPRE -Asociación Española de Platos Preparados- la mayoría de los españoles dedican alrededor de una hora al día para cocinar y optan por los platos preparados cuando carecen de ese tiempo. El negocio de los platos preparados ha crecido un 30% en los últimos 10 años.

La renta es un factor clave en la alimentación. Antes la pobreza se asociaba a la desnutrición, pero actualmente también es una causa de la obesidad. Según la supervisora de nutrición del Miguel Servet “la obesidad de los pobres viene dada porque sobre todo comen mucho procesado y mucho hidrato de carbono o lípidos, y no se pueden permitir las frutas, verduras o legumbres”.


La obesidad y el sobre peso le costará 3.000 millones de euros al sistema sanitario


Un actual estudio del Instituto Hospital Catalán IMIM estima que en 2016 había unos 24 millones de personas adultas con sobrepeso en España, según la agencia SINC, lo que equivale 3 millones de personas más respecto al 2006. Un problema que afecta tanto a la salud de la población como a la "cartera" de la Salud Pública, según la investigación, el sobre coste asciende a 2.000 millones de euros. De seguir así, los sobre costes podrían aumentar hasta 3.000 millones en lo próximos 12 años. Por ello, desde el Estado van a tomar medidas, como aumentar los impuestos en los alimentos menos saludables y proteger aquellos que se consideren parte de una dieta saludable. Como apunta el investigador principal del estudio, Jaume Marrugat, director del Programa de Epidemiología y Salud Pública del IMIM y miembro de la SEC y del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV) "es importante destinar cuanto antes el máximo de esfuerzos en revertir y prevenir las futuras recurrencias de la creciente epidemia de sobrepeso y obesidad en nuestra sociedad. Es la única manera de reducir los enormes costes sociales, sanitarios y económicos que emergerán los próximos años".


Comer SIN está de moda


La publicidad engañosa y las modas alimenticias son otro riesgo para la salud ya que juegan con el desconocimiento de la gente. María Lourdes de Torres afirma que “la alimentación es una necesidad, no una moda. Tenemos que comer sabiendo que comemos y tener sentido común a la hora de consumir, no seguir la masa ni las modas”.


Comer SIN está de moda/ BETANIA SIMÓN

Un ejemplo de esto sería la lactosa, cuyas propiedades se han cuestionado a lo largo de los años. En España solo entre el 20 y el 40% de la población sufre intolerancia a la lactosa, según la Fundación Española del Aparato Digestivo. Actualmente el mercado ofrece una amplia gama de productos sin lactosa, en principio dirigidos para los intolerantes a la lactosa, pero estos productos son consumidos por mucha más gente, como aseguran los expertos de la fundación, “muchas personas afectadas autogestionan su intolerancia sin acudir al médico”. Según María Lourdes de Torres “el autodiagnóstico es siempre malo”.


Por otra parte, las bebidas de soja, arroz, avena… no pueden sustituir a la leche, “no sintetizan el calcio, es más, evitan que se sintetice”, asegura la supervisora del Miguel Servet. La encuesta realizada por La Controversia muestra que un 33% de los encuestados cree que la leche de vaca es perjudicial para la salud, y un 21% bebe leche sin lactosa porque cree que es más saludable.

La Fundación Española del Aparato Digestivo asegura que eliminar los lácteos de nuestra dieta puede reducir la ingesta diaria necesaria de calcio y vitaminas. Además aseguran que “una persona intolerante a la lactosa puede ingerir hasta 12 gramos de leche al día”.


Seguridad alimenticia

El 87% de los encuestados por La Controversia desconfía de la información que los medios de comunicación ofrecen sobre la alimentación, así como de la protección por parte de las autoridades sanitarias.

"La administración tiene que propiciar normas que obliguen a todas las industrias a bajar esas concentraciones para que no haya competencia”.

Desde la propia administración son conscientes de la necesidad de una mayor regulación de la industria alimentaria. El Director de Salud Pública del Gobierno de Aragón, asegura que “hay una propuesta a nivel estatal, un pacto con la industria alimentaria para que se ajusten los contenidos en grasas y azucares, el componente que más aporta desde un punto de vista gustativo, cuya reducción supone un coste para la industria. La administración tiene que propiciar normas que obliguen a todas las industrias a bajar esas concentraciones para que no haya competencia”.


Alfredo Ara se dirige directamente al consumidor, tratando la alimentación no solo como un problema institucional sino también individual, “hay que conseguir un equilibrio, tenemos los conocimientos y la tecnología suficiente para comer mucho más sano, utilicemos esos recursos. Si el consumidor se hace consciente del poder que tiene, no consumiendo alimentos “dudosos” el mercado cambiara automáticamente. Yo consumo, yo decido”.


 

Edición:

Ana Aznárez y Ana Fontán.


Referencias:

"Aditivos alimentarios", ¿Sabes lo que comes?", Alfredo Ara Roldán.

"Vive más y mejor reduciendo tóxicos y contaminantes ambientales", Miquel Porta Serra.






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